Federico no pudo dormir bien, pensando en las complicaciones del viaje. Estaban en un pequeño pueblo, de tránsito, y muy de madrugada dejó el lecho y se decidió a dar un paseo. Esa mañana tuvo una horrible visión, una visión que le afectaría tanto, que le llevó a contarle a un amigo, que había visto una premonición de su propia muerte.
Por las afueras del pueblo, ya en el campo, descubrió una cerca. Tras ella apareció un corderito blanco, una pequeña nube blanca, tierna e inocente, dulce e infantil. Inmediatamente apareció una piara de cerdos, unos cerdos negros, salvajes y ruidosos, que se abalanzaron sobre el pequeño cordero, y lo devoraron. La sangrienta escena, representada sólo para sus ojos, lo dejó horrorizado.
Premonición o no, sólo unos meses más tarde, su temor se cumplió. Federico, el mejor poeta de España, el hombre con música en la voz y gracia en las manos; La alegría de vivir de los niños, la frescura del arroyo cristalino...
El crimen fué en Granada.
Autor: D. José María Martín Rengel.
Por las afueras del pueblo, ya en el campo, descubrió una cerca. Tras ella apareció un corderito blanco, una pequeña nube blanca, tierna e inocente, dulce e infantil. Inmediatamente apareció una piara de cerdos, unos cerdos negros, salvajes y ruidosos, que se abalanzaron sobre el pequeño cordero, y lo devoraron. La sangrienta escena, representada sólo para sus ojos, lo dejó horrorizado.
Premonición o no, sólo unos meses más tarde, su temor se cumplió. Federico, el mejor poeta de España, el hombre con música en la voz y gracia en las manos; La alegría de vivir de los niños, la frescura del arroyo cristalino...
El crimen fué en Granada.
Autor: D. José María Martín Rengel.
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