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jueves, 22 de agosto de 2013

Disparo certero.

Estaba en aquella habitación, no llevaba allí mucho tiempo. Desde lo alto se veía el combate por gran parte de la ciudad, la guerra de Iraq.
Yo me levanté y cogí mi cámara, decidí acercarme aquella ventana. Pensé que nadie me vería y que podía conseguir una buena noticia para mostrar al mundo esa cobardía, matar a civiles a sangre fría. 
Me acerqué con cautela para intentar conseguir aquellas imágenes, encendí la cámara y me asomé por la ventana del hotel. Pensé que tenía protección por el lugar en alto que me encontraba y por estar toda la prensa allí refugiada. Pero no fue así, lo siento por mis familiares, adiós, porque ahora estoy apunto de morir. 
Cuando me acerqué, vi aquel tanque, a lo lejos, vi como se percató de mi presencia, como me apuntó y como después me disparó. 
Al instante caí, un estruendo fortísimo en la habitación me desplazó y derribó mi cámara, esa que ya no funciona y que ahora está como yo estropeada. Sólo veo ahora un cuarto destrozado, una habitación hecha pedazos, ensangrentada y pena me da, de que sea ésta mi muerte, por una acción injusta y osada.

Autor: D. Jesús Castro Fernández.


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