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domingo, 11 de agosto de 2013

Línea telefónica.

Aquél había tomado la decisión. Sin pensarlo llamó al periodista de Texas. ¡Rin, Rin,...!. El periodista descolgó el teléfono, esperaba hacía mucho la llamada del Psicólogo del Pentágono. 
- Sí, dígame.
- ¿Señor Scott?.
- Sí, soy yo, ¿quién es?.
- Soy Allan, el psicólogo ....
- ¡Ah, ah, sí! ya le recuerdo, ¿pensó en lo que le dije?.
- Sí, y ya he tomado una decisión, por esa razón lo llamaba.
- Muy bien y ¿hizo la investigación?.
- Sí, realicé la investigación y he llegado a una conclusión.

Mientras la conversación se desarrollaba con total tranquilidad de la privacidad personal, un agente del Pentágono graba la conversación, ya que tenía pinchado el teléfono el periodista, que era seguido desde hacía tiempo.

- Bueno y ¿a qué conclusión llegó usted?.
- Si, pero antes de contarle los resultados para su noticia me gustaría saber ¿cuando me ingresarán el dinero que me prometió?.
- Pues no se preocupe esta misma tarde el diario le ingresará los 10.000 dolares acordados por la venta de la información privilegiada.
- A muy bien, pues entonces le comento. 
- Bien, bien, adelante, lo grabaré todo para después publicar íntegramente la declaración que me exponga como profesional anónimo, para preservar su seguridad personal y la mía.
- Me parece correcto, pues bien, como le decía. Los resultados del diagnóstico de las investigación dieron resultado positivo. De un lado examiné al presidente el cual sufre la paranoia típica, lo que se conoce como un trastorno de la personalidad o trastorno paranoide formado por un delirio crónico, sistematizado no modificable por la argumentación lógica y que se relaciona con vivencias del mismo, pero conserva íntegramente la inteligencia, la memoria, la lucidez y la capacidad de juicio y raciocinio; siempre que no se trate de su tema delirante. En principio, los neurobiólogos, los psiquiatras y los psicólogos del gabinete con los que valoré la situación, coincidieron todos en que la situación ha sido verificada por el diagnóstico que independientemente cada uno formuló. De modo, que se le ha diagnosticado trastorno de la personalidad de delirios de grandeza y trastorno de la personalidad de injusticias. Por los delirios paranoicos de grandeza tiene la convicción de la enorme importancia de su persona (se cree importante en el Universo) y por los delirios paranoicos de injusticia llamados querulantes o pleitistas siente la injusticia social como al personal y tiende constantemente a platear principios económicos, políticos, sociales y culturales en términos de supuesta justicia social.
De otro lado traté al Jefe del Estado Mayor, el general Martín, al cual, le he diagnosticado trastorno de la personalidad paranoide, ya que sus emociones y su conducta corresponden a sus ideas delirantes. Se le ha diagnosticado un delirio de persecución y es hostil e incluso peligroso, justificando su conducta por patrones socio-culturales. A lo largo de la historia son numerosos los casos de personajes como Hitler, cuya personalidad presentaba claros rasgos neuróticos. En este caso son rasgos paranoicos El problema surge cuando dichos rasgos coinciden, además, con los de toda la sociedad, tanto el uno como el otro pueden degenerar hacia formas mucho más trágicas de <<enfermedad metal>> colectiva por trasmisión emocional. Casos colectivos como la neurosis de angustia o la crisis de pánico, están muy estudiados. Pero lo peor es que a pesar de estar diagnosticado, niegan la enfermedad, un rasgo muy característico de los paranoicos, que creen no estar enfermos, aunque se percatan de que las demás personas lo consideran un enfermo, y actúan con astucia, disimulando sus síntomas o negándolos. 
Otro problema, es que cuando toman decisiones o acuerdos en conjunto ambos enfermos, se toman decisiones políticas y sociales muy graves, como es el caso del espionaje industrial, económico y personal de la intimidad de millones de ciudadanos de manera injustificada, basándose en argumentos de seguridad nacional e internacional, que son una traslación de sus delirios personales, delirios de persecución o conspiración estatal, grandeza nacional (orden hegemónico) e injusticia (respeto a las leyes). Bueno eso es todo, espero que le sirva para preparar un excelente artículo.
- Sí, por supuesto, no lo dude. La opinión pública tendrá conocimientos de todo ésto, mañana saldrá la edición de la mañana. Gracias por todo y tenga cuidado.

El agente lo había grabado todo y días después, el periodista apareció misteriosamente asesinado. El psicólogo fue destituido y nunca se supo más de él. El artículo extrañamente nunca fue publicado y los medios de opinión nunca tuvieron en conciencia del estado psíquico de sus representantes civiles y militares.

Autor: D. Jesús Castro Fernández.



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