Vivía en Kinshasa, la pobreza y la miseria eran el pan de cada día. El paro, la enfermedad física y psíquica, la falta de higiene e infraestructuras de la ciudad, la contaminación y la falta razón eran su vivencia habitual.
Tenía tan sólo 15 años, salía por la mañana a caminar con el estomago vacío, con la esperanza de poder realizar algún trabajo que le permitiera comer ese día y regresar a casa con algo. Pero era raro que eso sucediera, la mayor parte del tiempo lo pasaba vagabundeando entre más y más miseria, que era aquella mole de cemento y cristal, su ciudad natal.
Todos los días en sus paseos su parte racional le decía: "lo puedes conseguir, lo debes intentar, eres importante para el Universo, formas parte del especie humana y como miembro de grupo humano eres indispensable: tus actos, tus gestos, tus pensamientos"; mientras tanto su parte irracional le decía: "no vales nada, no eres ni un número para la sociedad, no tienes empleo, no tienes futuro, no tienes dinero, eres escoria de la nada, no significas nada, a nadie le importas, basura humana, residuo cósmico, arbitrariedad orgánica".
El chico que se llamaba Growing, siempre pensaba y dudaba, pero nunca lo contaba. Un día estando en la calle. Pensado en sus posibles formas de la existencia, se quedó con la mirada fija en una pequeña hormiga y se dijo: "¿Por qué existe esa hormiga? Si no es importante para la época, ni para la vida, ni para la existencia. Podría ser por la arbitrariedad del destino de su existencia, pero también puede que responda a lógica de la alternancia, de la variedad, de la posibilidad, del caos y la incertidumbre que está por llegar".
Autor: D. Jesús Castro Fernández.
Tenía tan sólo 15 años, salía por la mañana a caminar con el estomago vacío, con la esperanza de poder realizar algún trabajo que le permitiera comer ese día y regresar a casa con algo. Pero era raro que eso sucediera, la mayor parte del tiempo lo pasaba vagabundeando entre más y más miseria, que era aquella mole de cemento y cristal, su ciudad natal.
Todos los días en sus paseos su parte racional le decía: "lo puedes conseguir, lo debes intentar, eres importante para el Universo, formas parte del especie humana y como miembro de grupo humano eres indispensable: tus actos, tus gestos, tus pensamientos"; mientras tanto su parte irracional le decía: "no vales nada, no eres ni un número para la sociedad, no tienes empleo, no tienes futuro, no tienes dinero, eres escoria de la nada, no significas nada, a nadie le importas, basura humana, residuo cósmico, arbitrariedad orgánica".
El chico que se llamaba Growing, siempre pensaba y dudaba, pero nunca lo contaba. Un día estando en la calle. Pensado en sus posibles formas de la existencia, se quedó con la mirada fija en una pequeña hormiga y se dijo: "¿Por qué existe esa hormiga? Si no es importante para la época, ni para la vida, ni para la existencia. Podría ser por la arbitrariedad del destino de su existencia, pero también puede que responda a lógica de la alternancia, de la variedad, de la posibilidad, del caos y la incertidumbre que está por llegar".
Autor: D. Jesús Castro Fernández.
No hay comentarios:
Publicar un comentario