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jueves, 29 de agosto de 2013

La profesional del silencio.

Era el año de 1992 cuando tras una terrible desgracia, en la ruina se quedó. Ella vivía en Bruselas, una mujer morena, de tez blanca, muda, aunque un poco ingenua. Había pensado que siempre le iría bien y que la vida nunca le daría un revés. Pero no fue así. Cayo en la ruina y acabó en la calle, sola, triste y agobiada. 
Cierto día, amaneció y con la fuerza de una leona se decidió, diciéndose: <<Se acabó, restituiré toda mi vida y nunca más me veré en la ruina>>. Con ese pensamiento, pensó que lo primero que debía hacer era buscar un lugar donde dormir todas las noches, ya que se había quedado en la calle sin un hogar donde dormir, ni una familia o una pareja a la que acudir. De ese modo se fue a la biblioteca municipal y mediante Internet miró todos los albergues para personas sin hogar donde podría acudir. Después, acudió a todos y le dijeron que podía permanecer en cada uno una noche, porque había más personas que lo requerían. Ella muy astuta, pensó, gracias a Dios, hay en esta ciudad 7 albergues para personas sin hogar y puedo reservar una noche en cada lugar. Y así se hizo de una cama con sabanas limpias y una ducha diaria. 
Días más tarde repitió la operación para buscarse la manutención y se dijo: <<Voy a intentar buscar un comedor social donde pueda tomar el almuerzo durante la semana>>. Y así lo hizo, buscó todos los comedores sociales, eran tres, en cada uno de ellos le ofrecían una comida, por lo que ella, cada día, acudía por la mañana a uno para desayunar, a medio día a otro para almorzar y por la noche al tercero para cenar. 
Comprendió, que no podría estar así toda la vida y pasadas algunas semanas, pensó en buscar un hogar y en formase para ser una profesional. Con esa nueva ilusión, buscó por Internet los pueblos abandonados de España, donde pudiera ocupar una casa abandonada y en un futuro, arreglarla, arrendarla o comprarla. Miró también la posibilidad de los pueblos de la provincia que tuvieran grutas o cuevas abandonadas que hubieran sido usadas como viviendas en épocas pasadas. Y localizó diversas, podía ser otra opción, mientras se iba a alguna aldea abandonada. También observó, qué urbanizaciones y casas abandonadas estaban deshabitadas en la ciudad y que pudiera ocupar sin molestar, hasta mejorar su situación laboral. Y halló muchas. 
Cuando revisó el tema de su futuro hogar temporal, tomó la determinación de estudiar todos los días en la biblioteca municipal para poder llegar a ser una gran profesional. Por lo que comenzó por estudiar lo que le gustaba, ya que teniendo el bachillerato, eso no le aseguraba nada. Como le gustaban las plantas y los árboles, decidió estudiar cinco horas diarias por la mañana botánica y jardinería, leyendo y memorizando de forma autodidacta todos los manuales, estudios especializados y obras de esa labranza. Por las tardes, se propuso hacer prácticas, por lo que recorría todos los parques y jardines de la ciudad, para adquirir el conocimiento de todos los árboles y las plantas. Se paraba en época de poda a observar y conversaba, mediante el lenguaje de signos, con los operarios, sobre los detalles de su profesión artesanal. 
Así, pasaron dos años y llegó a ser una gran profesional técnica en conocimientos de todo tipo de plantas, desde las peligrosas hasta la médicas, pasando por las odoríferas y las ornamentales, hasta los árboles de todos los lugares. 
Un día, paseando por uno de los parques, aunque un poco harapienta, conoció a un hombre, el cuál, le preguntó por su situación laboral, ya que habían comenzado a hablar mediante signos, de plantas y él era una fitobotátnico apasionado de las mismas. Ella le contó su situación y él, le dió una oportunidad, le dijo que si le gustaría trabajar en un jardín botánico, de mantenimiento, para un particular. 
Ella no dando crédito a lo que oía, le dijo que sí quería y, de ese modo, comenzó a trabajar al otro día. Cuando cobró su primer sueldo se alquiló una casa y empezó a rehacer su vida perdida. Tiempo después, conoció a un chico con el que se casó y pasados los años, llegó a ser la botánica más importante de la ciudad, llegando a ocupar, el puesto de la dirección general de parques y jardines de aquel lugar.

Autor: D. Jesús Castro Fernández.



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