Era una nodriza de las buenas artes mágicas y un día se encontró con una bruja de las artes oscuras. Se encontraron en un Castillo y allí la bruja de las artes oscuras retó a la nodriza de las buenas artes mágicas. La nodriza aceptó el reto y sacó un tablero de ajedrez, un tablero mágico, mediante el cuál, se podía controlar el mundo visible.
Comenzó la partida y cada movimiento significaba un acto en la vida real, así cuando la bruja movía, alguien moría y se enriquecía para mal suyo o de los demás. Mientras que cuando la nodriza movía ficha, alguien nacía o ayudaba a concluir algo inacabado en el mundo real.
De esta partida, cada ficha se identificaba con un personaje o una comunidad de la época medieval. Así los peones podían ser una pueblo o una comunidad, los caballos nobles, las torres un ejército, la reina una familia real y el rey a quien había que matar.
La partida se extendió por tres lustros de luna llena y al final, la nodriza de las buenas artes mágicas estaba apunto de ganar, cuando.... la magia de las fichas hizo su posición cambiar, conduciendo a tablas al mundo real. En aquel momento la nodriza de las buenas artes mágicas comprendió que la armonía era lo esencial de poder jugar.
Autor: D. Jesús Casto Fernández.
Comenzó la partida y cada movimiento significaba un acto en la vida real, así cuando la bruja movía, alguien moría y se enriquecía para mal suyo o de los demás. Mientras que cuando la nodriza movía ficha, alguien nacía o ayudaba a concluir algo inacabado en el mundo real.
De esta partida, cada ficha se identificaba con un personaje o una comunidad de la época medieval. Así los peones podían ser una pueblo o una comunidad, los caballos nobles, las torres un ejército, la reina una familia real y el rey a quien había que matar.
La partida se extendió por tres lustros de luna llena y al final, la nodriza de las buenas artes mágicas estaba apunto de ganar, cuando.... la magia de las fichas hizo su posición cambiar, conduciendo a tablas al mundo real. En aquel momento la nodriza de las buenas artes mágicas comprendió que la armonía era lo esencial de poder jugar.
Autor: D. Jesús Casto Fernández.
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