Aniceto está arando el terruño con el buey bajo un sol abrasante, se libró de la mili por corto de talla, pero por lo demás, parece perfectamente dotado. Ingrid, sueca de treinta dos años y concejala de vacaciones en Andalucía, circula por una carretera de tierra que no le parece que coincida con la nacional que señala el mapa. Cuando vé al joven agricultor, detiene el vehículo para solicitar su ayuda.
Aniceto se inclina sobre el mapa y no sabe que decir, pues nunca ha salido del pueblo y nunca ha visto un mapa. Sus ropas empapadas en sudor, emanan un tufo fuerte y consistente que da de lleno en la nariz de la sueca.
Antes de que caiga el sol, han echado tres, los dos primeros sin sacar, y ahora ambos se dejan acariciar por una ligerísima brisa marina que sopla de poniente.
De vuelta a Suecia, Ingrid comenta con sus amigas lo bonita que es España, lo morena que se ha puesto, y lo bien que se lo ha pasado. El año que viene volverá.
Autor: D. José María Martín Rengel.
Aniceto se inclina sobre el mapa y no sabe que decir, pues nunca ha salido del pueblo y nunca ha visto un mapa. Sus ropas empapadas en sudor, emanan un tufo fuerte y consistente que da de lleno en la nariz de la sueca.
Antes de que caiga el sol, han echado tres, los dos primeros sin sacar, y ahora ambos se dejan acariciar por una ligerísima brisa marina que sopla de poniente.
De vuelta a Suecia, Ingrid comenta con sus amigas lo bonita que es España, lo morena que se ha puesto, y lo bien que se lo ha pasado. El año que viene volverá.
Autor: D. José María Martín Rengel.
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