Había dejado atrás el gris cielo inglés y ahora estaba en la soleada España. El hotel era puro bullicio durante todo el día principalmente por sus propios compatriotas. El calor se combate con la ingestión de líquidos (lo mejor agua)pero en éste caso, la ingesta era de cerveza y/o combinados.
Sus pasos eran algo imprecisos, y sus movimientos torpes, pero estaba decidido; iba a saltar. Realmente no tenía miedo, el alcohol siempre acaba por asesinar al miedo....Y a la prudencia, y a la vergüenza, y a las inhibiciones...
Se asomó al vacío desde el balcón y miró hacia abajo. La altura era la suficiente como para romperse la crisma contra el duro suelo. No podía fallar. Pasó una pierna por encima de la barandilla y luego la otra, ya estaba fuera. De un largo trago, apuró el vodka con naranja, dejando en el vaso tan sólo el hielo. Volvió a mirar hacia abajo, lo iba a hacer !What a shit¡ (Que mierda) tan sólo había que decidirse. Entonces lo hizo. Saltó.
La muerte estaba esperando sobre el suelo, pero Billy pasó de largo. Mas abajo que el suelo, hasta el fondo de la piscina. Cuando emergió escuchó como lo jaleaban, mientras sus ojos buscaban a Lisa ¿La habría impresionado?
Autor: D. José María Martín Rengel.
Sus pasos eran algo imprecisos, y sus movimientos torpes, pero estaba decidido; iba a saltar. Realmente no tenía miedo, el alcohol siempre acaba por asesinar al miedo....Y a la prudencia, y a la vergüenza, y a las inhibiciones...
Se asomó al vacío desde el balcón y miró hacia abajo. La altura era la suficiente como para romperse la crisma contra el duro suelo. No podía fallar. Pasó una pierna por encima de la barandilla y luego la otra, ya estaba fuera. De un largo trago, apuró el vodka con naranja, dejando en el vaso tan sólo el hielo. Volvió a mirar hacia abajo, lo iba a hacer !What a shit¡ (Que mierda) tan sólo había que decidirse. Entonces lo hizo. Saltó.
La muerte estaba esperando sobre el suelo, pero Billy pasó de largo. Mas abajo que el suelo, hasta el fondo de la piscina. Cuando emergió escuchó como lo jaleaban, mientras sus ojos buscaban a Lisa ¿La habría impresionado?
Autor: D. José María Martín Rengel.
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