La estancia está repleta de personal. Hay un huracán activo y el instituto nacional de meteorología es un hervidero de gente. Unos van, y otros vienen, mientras el resto está sentado ante los monitores analizando la información, y estudiando los acontecimientos.
De repente se oye un grito. Uno de los técnicos se ha levantado de su mesa de trabajo, y se lleva las manos a la cabeza. ¿Que ocurre? Preguntan varias voces casi al mismo tiempo. El hombre apenas balbucea, su frente sudorosa brilla bajo los focos, su mirada errática le otorga una expresión de loco alucinado. !Habla coño! ¿Que cojones te pasa?
El hombre sigue sin articular palabra, pero señala al monitor de su mesa. En la pantalla se observa una imagen de satélite, en tiempo real, con las evoluciones del huracán, nada extraño.
Entonces, tras tomar aire y recuperando el habla, el hombre aclara lo sucedido. Veréis, estaba observando el ojo del huracán, y ... !No lo vais a creer! !El ojo me hizo un guiño!
Autor: D. José María Martín Rengel.
De repente se oye un grito. Uno de los técnicos se ha levantado de su mesa de trabajo, y se lleva las manos a la cabeza. ¿Que ocurre? Preguntan varias voces casi al mismo tiempo. El hombre apenas balbucea, su frente sudorosa brilla bajo los focos, su mirada errática le otorga una expresión de loco alucinado. !Habla coño! ¿Que cojones te pasa?
El hombre sigue sin articular palabra, pero señala al monitor de su mesa. En la pantalla se observa una imagen de satélite, en tiempo real, con las evoluciones del huracán, nada extraño.
Entonces, tras tomar aire y recuperando el habla, el hombre aclara lo sucedido. Veréis, estaba observando el ojo del huracán, y ... !No lo vais a creer! !El ojo me hizo un guiño!
Autor: D. José María Martín Rengel.
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