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miércoles, 31 de julio de 2013

Compañía de sombras: envidia ciega.

La compañía de títeres daba esa noche un espectáculo en aquel teatro de Bueno Aires. Cuando aparecieron en escena, todo era ambiguo. Un escenario dentro de otro escenario, en el escenario de los títeres, se encontraban dos muñecos sostenidos por hilos que representaban a una compañía de teatro, para ser más exactos, a una compañía de sombras chinas. Los títeres eran manejados con gran maestría y tal era su movimiento que hilos parecía que no tenían. En tanto, narraban una historia con sombras chinas, como sí de humanos se tratara. Y la historia que era contada sobre la envidia versaba. 
Las sombras chinas mostraban a dos caballeros. El uno era vecino del otro, porque cada uno era de un reino y a pesar de disponer de todo lo que necesitan, su avaricia, su envidia y su impudicia los arreciaba. Así, uno de ellos, que la envidia no controlaba, siempre se fijaba en lo que el otro reinaba. Un buen día, el primero de estos caballeros por una caída tuerto quedaba y el envidioso, pensando que en el mundo de los ciegos el tuerto reinaba, cogió dos alambres y los ojos se ensartaba. Quedando ciego, pensó: "ahora yo tengo más que tú, porque yo tengo dos ojos sin visión y tú sólo uno para la contemplación".

Autor: D. Jesús Castro Fernández.


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