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miércoles, 24 de julio de 2013

Arrivederci, aufwiedersen.

Durante la segunda guerra mundial, el frente ruso era uno de los peores lugares del mundo; a las duras y difíciles condiciones climatológicas, había que añadir el tremendo valor e ímpetu del soldado sovietico. El general alemán encargado del sector, desconfiaba de las tropas italianas que defendian un pequeño sector del fente. Sabía que sus aliados latinos  estaban mal equipados, bajos de moral, mal entrenados, y peor dirigidos.
   Hacía 3 dias que los sovieticos habían iniciado una de sus vigorosas ofensivas, que sólo tras durísimos combates, habían logrado apenas rechazar. Preocupado, se fué a ver al general italiano para informarse de la situación. Temía numerosísimas bajas en sus aliados, y un posible desastre.
  El general italiano le estaba esperando con cara de pocos amigos. Se dieron la mano y,  el alemán, intentando parecer conciliador y comprensivo preguntó:
   -Dígame general, ¿Han sufrido ustedes muchas bajas?
   El italiano, sin rodeos, y disimulando su honda vergüenza, replicó:
   -¿Bajas?... !Ninguna, mi general¡... Todos huyeron.

Autor: D. José María Martín Rengel.


1 comentario:

  1. História totalmente verídica. Los alemanes podrían perfectamente haber contado éste chiste: ¿En que se parece un soldado italiando, a un corredor de Atletísmo? (Respuesta): En que cuando suena el primer disparo, sale corriendo...

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