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lunes, 15 de julio de 2013

Mente policial

Harto de sentirse esclavo del deseo, había decidido renunciar a él. Al sexo, propiamente dicho, ya había renunciado antes, aunque no de forma voluntaria, ni amistosa. "Castracción química" lo llaman, y consiste en un tratamiento que inhibe la producción de testorena y el deseo sexual o líbido.
  En pocos dias se sintió libre como nunca, sus ojos le pertenecian a él y no iban detras del trasero de su vecina; o de los hermosos y siempre simétricos senos de la bibiliotecária. No pensaba en mujeres, ni siquiera totalmente vestidas. Su mente dejaba así de pertenecer a la especie, se veía libre de la obligación de reporducirse: Libre, libre.
  Un mes mas tarde fué detenido por la policia acusado de una imposible e improbable violación. Lo habían detenido porque su nombre figuraba en un archivo de voluntarios castrados, todos ellos siempre sospechosos.
  No obstante, pronto se deshízo el entuerto, y de nuevo fué doblemente libre: Libre de transitar a su antojo, y libre de la llamada de la espécie.

Autor: D. José María Martín Rengel.


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