Siendo joven tenía muchas ilusiones por la vida. Todos los días escribía y escribía. Un buen día la madre se acercó cuando estaba pensando en su próxima obra. La madre muy enfadada con él, porque sólo veía que se pasaba el día leyendo y escribiendo sin ganar dinero, le dijo: "eres un holgazán" "¿Cuando vas a trabajar?". Él le dijo: "mama, yo trabajo muy duro, pero mi trabajo es intelectual". La madre le respondió: "eso no es trabajar, eso es holgazanear", "el que trabaja trae dinero a casa, el que holgazanea y se pasa el día pensando no gana nada". Él abrumado, ya no sabía que responder y recordó una frase de Leonardo que decía: "el arte de pintar es una suprema actividad intelectual" y él pensando se dijo: "el arte de redactar es la actividad suprema de la intelectualidad para la Humanidad". Más tarde la madre salió de su dormitorio y lo dejó sólo.
Él más tranquilo por lo que había pensado, continuó con su obra y se decía: Pues tendré que matar a mí personaje, pero sí mato al protagonista, tendré también que matar a su acompañante. ¿Y qué muerte es más reconfortante? ¿Y donde lo mataré? En el mar, ¡no, no! mejor en la ciudad. Bueno, quizás mejor, el final menos trágico y más cómico quede mejor, lo recompensaré con la muerte. A ya se, acabaré la obra donde empecé.
Autor: D. Jesús Castro Fernández.
Él más tranquilo por lo que había pensado, continuó con su obra y se decía: Pues tendré que matar a mí personaje, pero sí mato al protagonista, tendré también que matar a su acompañante. ¿Y qué muerte es más reconfortante? ¿Y donde lo mataré? En el mar, ¡no, no! mejor en la ciudad. Bueno, quizás mejor, el final menos trágico y más cómico quede mejor, lo recompensaré con la muerte. A ya se, acabaré la obra donde empecé.
Autor: D. Jesús Castro Fernández.
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