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miércoles, 18 de septiembre de 2013

¡Por lo callos de cristo!.

Caminaba Jesús con sus apóstoles por aquel camino polvoriento, la arboleda rodeaba todo el camino a lo largo. En el ambiente, el polvo de la tierra seca se elevaba a su paso, el sonido claro y chisporroteante de las chicharras en los nidos de los árboles los acompañaban. Jesús le decía a Pedro, en aquel tiempo todavía Simón: <<Simón a lo largo de camino, te dolerán los píes y te detendrás a curarte con flor de miel>>. Simón que no entendía nada de lo que le decía, pensaba: <<Hay que ver las cosas que dice éste hombre, cosas tan ambiguas como hermosas>>. 
Pasó un largo rato, cuando el camino comenzó ha hacer duro y largo, a pesar de que la tierra era suave y densa como la de la playa más coqueta. Simón que había  ido todo el camino conversando con los demás apóstoles, le dijo a Jesús: <<Señor, yo pensaba que íbamos cerca y que el camino no sería tan tedioso como engorroso>>. Jesús viendo lo chistoso del asunto, le dijo de nuevo a Simón: <<Amigo Simón, no seas perezoso, ya que el cielo está cerca y sólo se alcanza con ligereza y presteza>>. Simón, quejica como él sólo le respondió: <<Señor, cualquier día le hago una revolución.>>. Jesús riendo a carcajadas le refirió: <<Ya te lo advertí al principio del camino, que al final de tú destino, tendrás que curar tus píes por el dolor del desatino>>. Simón, esta vez cayó y dejó que los demás apóstoles conversaran con Jesús. Pasadas las horas del día y agotadas las horas de la jornada, llegaron a roca bien labrada. Simón llegó y se sentó encima y dijo: <<¡Por los callos de cristo! ¡Qué dolor más inaudito! ¡Tengo los píes enmorecidos y doloridos de tanto caminar! ¡Ya no puedo más!>>. Jesús no se podía reír más y mando a todos parar. Y le dijo: <<Anda amigo mío, vez aquella planta que brota de la tierra, cógela, parte un fragmento de ella, limpiarla y aplicartela en los cayos que ya tendrás, eso te aliviará. Simón sorprendido le dijo: <<Pero Señor ¿cómo sabías que me dolerían los píes y que tendría que aplicar esa flor de miel?. Jesús le respondió: <<Fue sencillo, tú eres marino y no eres de andar por caminos; y yo soy el camino del destino, por lo que vi tú callos como los míos al principio del camino>>. Ahora ponte la pulpa del Aloe Vera, que la piel te regenera y hará que los callos desaparezcan. 

Autor: D. Jesús Castro Fernández.



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