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viernes, 20 de septiembre de 2013

Goteo.

Goteaba el ticked de la entrada, aquel rojo fuerte, sobre el verde, de una mano yacente. La mano flácida, inerte, conducía a una visión grotesca de la escena. La sala de cine, oscura, con todos los espectadores pendiente de la proyección, nadie se percató. ¿Qué había ocurrido?. Un asesino en la sala, o varios enloquecidos. En esa proyección, la visión grotesca de ese cine, con aquella persona muerta. 

Los espectadores veían en esa película, un tratamiento extraño de una visión horrenda de la muerte, morir sin sentir. Mientras tanto, en la sala de cine, mientras en la pantalla la cámara subía de la mano, a un plano general de los contornos humanos de aquel cine, un grupo de espectadores se levantan y se dirigen a las puertas, cada uno parte de un asiento, sin ninguna relación aparente, bueno una, todos era niños u adolescentes. Se escuchan ruidos, como de cerraduras que se abriesen o se cerrasen. Los espectadores continúan viendo la imagen en la película, varias personas procedentes del exterior penetran en la sala, y con todo tipo de armas, tras haberlos encerrado, comienzan una matanza. 

En el cine, se escuchan risas y en la pantalla lágrimas, las risas son de los niños, que en un instante, como una jauría de "locos" sin alma, comienza a disparar con armas. Los cuerpos comienzan a caer por todas partes, el silencio, las risas y los gritos se entremezclan con los llantos y las lágrimas. Uno corren, otros se esconde, otros mueren y algunos se levantan para hacerles cara.

Aquella chica cerro su libro horrorizada y se dijo: <<Que fantasía tiene la autora, unos niños asesinos, que viendo en una película una matanza, realizan su propio crimen y acechanzas, todo escrito en un página. Éste libro, no lo volveré a leer por venganza>>.

Autor: D. Jesús Castro Fernández.


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