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domingo, 1 de septiembre de 2013

Diálogo con Dios.

Iba hablando sólo por la calle y decía: <<Lo siento Señor, estoy muy arrepentido de mis malas palabras, de mis malos pensamientos, de mis malos gestos, pero....>>. En ese mismo momento pasó por delante de un quiosco de prensa, en el que aparecía un titular que él acababa de contemplar, no se había enterado de nada. El titular decía: <<52 ciudades de EE.UU.  y 200 cuarteles en 28 países fueron bombardeados con armas químicas, el número de fallecidos se eleva ya a 300 millones de muertos>>. En aquel mismo instante, se echó las manos a la cabeza, y preguntó: <<Dios mío, pero que es ésto>>. Y Dios le respondió: <<Te voy a narrar lo que ocurrió. Hubo un día un grupo de muñecos que por vanidad y soberbia hicieron lo que esta mal a lo ojos del Señor, hoy los tengo acorralados. Y condenados a los peores tormentos después de esta vida, en un oráculo que he establecido. A ellos y a toda su descendencia, mil maldiciones les esperan, por cólera, irá y venganza divina. Antes de su destierro y antes de condenarlos a vagabundear por la Tierra por su traición, yo me encargue personalmente de su destrucción, ya lo hice muchas veces en el pasado con otro pueblo, el hebreo, lo destruí y lo levanté muchas veces, a sus jefes y a sus herederos, condené a sus generaciones y las ayude cuando me obedecieron. En éste caso no será menos, no me temblará la mano y así lo prometo. El traidor pagará con su sangre la sangre derramada y mil veces habrá de pagarla, y no es ley del talión, sino física cuantíca y neuronas espejo. Así de ese modo, todos y cada uno de los que de mi se rieron y así lo creyeron, pagaran, como sí de su propia mano se colgaran de un árbol, por haberme vendido por unos cuartos. Hoy lo preparo, destruir a ese muñeco envenenado, humillarlo, degradarlo al extremo, acabar con su alma, con su mente, con su cuerpo, con sus palabras, con sus sentimientos, con sus propiedades, con sus riquezas, con su imperio. Al igual, como le prometí a los que sufrieron, el anterior pagará durante mucho tiempo con dolores horribles y sufrimientos, sus generaciones serán condenadas a vagar por los peores infiernos por su actos malévolos. Y así, hasta que no lo vea llorar lagrimas de sangre, por su verdadero arrepentimiento, no dejaré de su tierra más que un yermo, incultivable, inhabitable, un lugar que ni el demonio querrá por abominable. Es más, habrá de ser tanto su sufrimiento, que el propio demonio correrá de miedo, saldrá huyendo y rechazará socorrerlo, porque es tanto el odio que les tengo guardado, que nunca muñeco alguno lo habrá imaginado.>>.
En eso, estupefacto por lo que escuchaba le dijo: <<Pero Señor, cualquiera que te oiga parecería que está leyendo un drama de Esquilo, con su flagrantes delitos o leyendo la biblia con el antiguo testamento. Y eso no corresponde a mi concepto sobre tí; yo pensaba que tú eras la parte buena y los seres vivos la parte mala, es decir, que a los seres orgánicos les correspondía hacer lo malo, pensar lo malo y demás, y a tí, ocuparte de lo demás, de lo bueno. Además, sí un psicólogo escuchara nuestra conversación pensaría, que tengo un trastorno de la personalidad, o bien, el trastorno del amigo imaginario, o el trastorno de grandeza extrapolado, o el trastorno de injusticia, o un poco de todo>>.
Entonces Dios le respondió: <<Te entiendo perfectamente, por eso has de vivir de forma coherente, oculta tus conversaciones, para que no parezcas un demente, pero cuando mueran todos estarán en mi reino, sólos, y entonces hablaremos. Además, mientras tanto ya les envío la enfermedad y vejez para ir ajustando cuentas, eso corre de mi cuenta. Pero no te preocupes, por esta vez, me voy a morder la lengua, lo cual, no quiere decir, que como hagan lo malo a mis ojos, no los ajusticiaré como prometa. Por cierto, recuerda, ese emblema: "En Dios confiamos">>.

Autor: D. Jesús Castro Fernández.



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