Cayó la noche de almas en el Cielo Eterno. Todas las almas al oír las campanas, fueron corriendo a sus lechos. Una de ellas la más rezagada, se acostó y entró en un profundo sueño. Empezó soñando que existía una vida material, en un planeta azul dentro de un Universo. Luego continuó soñando que en ese planeta se podía pasear por su superficie de tierra, que se podía hacer fuego con múltiples elementos, que se podía respirar aire puro o escuchar como soplaba el viento fresco, que se podía incluso nadar flotando por ríos, mares y océanos. Después soñó que en ese planeta se podía viajar de un país a otro y un poco por el Universo, que se podía comerciar y hacer negocios, que se podía conocer distintas especies, gastronomías, diferentes libros, lenguas, culturas, profesiones, ciencias y músicas. Además se podía tener amigos y amigas, familiares, parejas e hijos, conocidos y hasta recodar a los muertos. Todo parecía tan real, que el alma se despertó asustada y dijo: <<menos mal que los sueños, sueños son, que sí no, miedo y terror me daría tal sensación>>.
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